Skip to main content

Mañana en Grazalema


Mañana en Grazalema

7:15am.

Es mañana en Grazalema.

Nuestra caminata antes del amanecer culmina sobre el pueblo, un sol de paleta sin nubes se desliza sobre las colinas del este, iluminando el pueblo como una pieza de escenario. En algún lugar, un perro solitario ladra. Sopla una brisa fresca. Una abeja se posa en mi brazo y vuela lejos, atraída por las flores silvestres que recojo para nuestros amigos en Rumores para cafés después de la caminata.

8:30am

Rumores está lleno. Tomamos los dos asientos secretos, acurrucados entre los tambores de destilación y los grifos de cerveza. Tentando nuestra vista, y lo suficientemente cerca como para tocar, el altar de jamón preside en seducción sacramental. Una anciana entra del brazo de una joven. Un anciano sorbe su sol y sombra. Rocío dice “hola” y Rosi sonríe, agregando nuestras flores al tableau y yo cambio el agua en el florero de botella de plástico que nos regalaron el lunes. Mario trae nuestro café. Detrás del bar, una ópera aromática de leche humeante, tazas chocando, vasos tintineando y pan tostado se desarrolla en un murmullo practicado, como estorninos en vuelo de precisión: increíblemente cerca pero nunca chocando. El ritmo es rápido pero no apresurado. El rugido amistoso de todas las mesas llenas se extiende como un timbal por la sala. La conductora de la cocina controla, manos sin nombre creando constantemente, más bádminton que batuta. Necesito aprender su nombre.

Son las 9:15am.

Una comunión de migas alfombra el mostrador. Un cuarteto de ciclistas encuentra una mesa. Rodrigo equilibra las tostadas y por un segundo la sinfonía de cafeína y vapor caótico cesa del acero inoxidable. La música sube mientras la mañana fluye y se retira; fluye y se retira, provocando alivio.

Son las 10am.

Se entregan dos tambores de gas y Rocío recoge nuestra cuenta de 5 euros previamente dejada. Se retiran nuestras tazas vacías. Entra un turista con gorra de béisbol: un novato. Los habituales se van saliendo. La marea poblada retrocede dejando tras de sí su detrito de platos, cucharas y costras esparcidos por la playa del desayuno. Los ciclistas, revitalizados, se reagrupan y montan de nuevo. Rodrigo toma mi propina.

“Gracias.”

“De nada.”

El concierto se apaga. El personal, orquestado, camina, no corre. Las olas de la mañana ahora lamen, no chocan. Lo que era cacofonía ahora es conversación. Jadeos, ahora respiraciones.

Son las 10:15am.

Es mañana en Grazalema.
—- David Eugene Perry
8 de agosto de 2024

David está trabajando en su nueva novela inspirada en Grazalema este mes. Es la quinta visita para él y su esposo, Alfredo, al pueblo. Su galardonado thriller de misterio, “Upon This Rock”, está en desarrollo de guion y va a su segunda impresión.